La vida independiente no es solo una aspiración, es un derecho inherente que abraza la diversidad de capacidades y potencialidades

¿Qué es la parálisis cerebral?

La parálisis cerebral describe un grupo de trastornos permanentes del desarrollo del movimiento y de la postura, que causa limitaciones en las actividades y que son atribuidas a alteraciones no progresivas ocurridas en el desarrollo cerebral del feto o de la primera infancia.

Los trastornos motores de la parálisis cerebral están a menudo acompañados por alteraciones de la sensación, percepción, cognición, comunicación y conducta, por epilepsia y por problemas musculoesqueléticos secundarios (Rosembaum, Paneth, Levinton, Goldstein y Bax, 2007)

La parálisis cerebral es la causa más frecuente de discapacidad en niños y niñas. Una de cada 500 personas tiene parálisis cerebral.

El grado en el que esta discapacidad afecta a cada niño o niña es diferente, y viene determinado por la intensidad y el momento concreto en que se produce la lesión.

De modo que podemos encontrarnos con personas que conviven con una parálisis cerebral que resulta apenas perceptible, desarrollando una vida totalmente normal, frente a otras que necesitan del apoyo de terceras personas para realizar las tareas más básicas de su vida diaria.

LA PARÁLISIS CEREBRAL COMO El 4º GRUPO DE MINUSVALÍAS

La complejidad de la Parálisis Cerebral, sus características y necesidades diferenciales, el abanico existente en los grados de afectación, hace necesario contemplar a esta minusvalía como un grupo específico dentro del sector.

Encuadrar a la Parálisis Cerebral en alguno de los grupos de la clasificación oficial de las minusvalías (físicas, psíquicas y sensoriales), es empobrecer una realidad, pues en cualquiera de ellos se hace referencia a una parte y no a un todo.
Desde las Asociaciones de la Confederación ASPACE se trabaja por el reconocimiento de la Parálisis Cerebral como 4º grupo de minusvalías, lo que sin duda permitiría un gran avance en la planificación y dotación de recursos para este colectivo.

Las afectaciones más comunes son la perturbación del tono muscular, postura y movimiento, así como las interferencias producidas en el desarrollo neuropsíquico. A los problemas del movimiento se pueden asociar otros de diversa índole y no menos importantes. Se trata de problemas clínicos, sensoriales, perceptivos y de comunicación. Existe una enorme variedad de situaciones personales, no generalizables que dependen del tipo, localización, amplitud y difusión de la lesión neurológica. Así, en algunas personas la Parálisis Cerebral es apenas apreciable, mientras que otras pueden estar muy afectadas y necesitar de terceras personas para su vida diaria.

La Parálisis Cerebral es actualmente la causa más frecuente de discapacidades motóricas en los niños, después de que se instauró la vacunación de la poliomielitis. En España, alrededor del 2,1 por mil de la población tiene Parálisis Cerebral. Puede afectar a personas de cualquier raza y condición social.

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Información sobre la Parálisis Cerebral

Es un desorden permanente, esto implica que la lesión neurológica que se ha producido es irreversible y persiste a lo largo de toda la vida.

La lesión no cambia, es inmutable. El daño neurológico no aumenta ni disminuye aunque las consecuencias y los síntomas que se vayan manifestando pueden cambiar, mejorar o empeorar.
La alteración del sistema neuromotor influye en aspectos físicos como son la postura o el movimiento.

La alteración del sistema neuromotor influye en aspectos físicos como son la postura o el movimiento.
La lesión se produce antes de que el desarrollo y crecimiento del cerebro se haya completado. Puede ocurrir durante la gestación, el parto o los tres primeros años de vida del niño o niña, ya que es en este periodo de tiempo cuando el sistema nervioso central está en plena maduración.

La lesión también puede afectar a otras funciones como la atención, la percepción, la memoria, el lenguaje y el razonamiento. El número de funciones dañadas depende, por un lado, del lugar, tipo, localización, amplitud y disfunción de la lesión neurológica, y por el otro, por el momento en que se produce el daño, es decir, el nivel de maduración del encéfalo.
Además, la lesión interfiere en el desarrollo del Sistema Nervioso Central. Una vez producido el daño éste repercute en el proceso madurativo del cerebro y, por tanto, en el desarrollo del niño o niña.
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